Cuando uno es padre aprende a que un hijo necesita palabras amorosas, pero quizás también necesita palabras duras, no en el sentido de gritos y humillaciones, pero si en el sentido de corrección. Del mismo modo el texto bíblico nos presenta a un Dios de amor, un Dios que es luz “Las manifestaciones divinas generalmente están acompañadas por una gloria inefable (Exo. 19:16–18; Deut. 33:2; Isa. 33:14; Hab. 3:3–5; Heb. 12:29; etc.). Dios es descrito como ‘luz perpetua’ (Isa. 60:19–20) y como quien mora ‘en luz inaccesible’ (1 Tim. 6:16)”,[1] un Dios que quiere lo mejor para nosotros. Ese es nuestro Dios, como un todo en uno, Él nos dejó su palabra para que no andemos en tinieblas espirituales. Pero también dentro del texto bíblico encontraremos muchas veces llamadas de atención, que nos ayudarán a comprender y reflexionar en nuestro actuar.
Por eso el texto base para hoy nos dice: “mas si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado”. (1 Juan 1:7 LBLA) Un versículo antes se presenta una palabra dura para nosotros, no es el motivo de estudio de hoy, pero si debemos entender el contexto de nuestro texto base “Juan no deja a su grey en la desesperación, sino que se ocupa de los aspectos positivos de la vida cristiana para animar a sus hijos espirituales y para expresar su confianza en ellos”.[2]
Dios es nuestro guía, nuestro modelo a seguir, por eso el texto nos dice “si andamos en la luz, como Él está en la luz”. Nuestra luz es Cristo, no debemos poner nuestra mirada en nadie más, solo en Cristo, solamente en Él. Y si aprendemos de Él, pues la consecuencia será que tendremos ese amor que Cristo manifestó cuando estuvo en este mundo, y por eso viviremos en comunión, caminaremos juntos con nuestros hermanos, pues habremos aprendido a mirar a Cristo.
[1] Francis D. Nichol y Tulio N. Peverini, eds., Filipenses a Apocalipsis, trans. Nancy W. de Vyhmeister y Victor E. Ampuero Matta, vol. 7, Comentario Biblico Adventista del Séptimo Día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), 648.
[2] Francis D. Nichol y Tulio N. Peverini, eds., Filipenses a Apocalipsis, trans. Nancy W. de Vyhmeister y Victor E. Ampuero Matta, vol. 7, Comentario Biblico Adventista del Séptimo Día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), 649. Escrito por:
Bryan Daniel Quispe Cipriano
Stanic Misael Coronel Goicochea
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