EFESIOS 1: 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
Una de las frases que hace eco en mi vida, es la que expresa Joel Barrios, hablando acerca de la omnisciencia de Dios, “te presento un misterio: lo que tu decidas hoy determina lo que Dios supo de ti en el pasado”[1]. Es interesante pensar que lo que has vivido o incluso que hayas decidido leer esta reflexión, Dios ya lo sabía de ti en el pasado. ¿Cómo podemos explicar esto a una mente finita como la nuestra? Imposible. Aquel que con su poder estableció el mundo y que extendió los cielos (Jer 10: 12), el Todopoderoso Dios, es el mismo, pues no ha cambiado (Mal 3: 6) y no cambiará. Es aquel que conoce el fin desde el principio, el mismo que está en el tiempo y transciende en él (Ap 1: 8). Es aquel que “en su sabiduría te eligió” y te dio el vasto océano de la existencia. De ser un “ser” en sí, con una esencia formidable. Y allí radica la esencia, la de haber sido elegidos según su propósito por el puro afecto de su voluntad.
Pablo, escribe a los Efesios algo que esconde en su introducción y es controversial, sobre la omnisciencia de Dios. ¿Pues quién puede definir a un Dios que conoce el futuro antes que llegue? Lo cierto es que no es de relevancia aquello, sin duda lo sabremos en el cielo. Lo apreciable está en que tú y yo entendamos que hemos sido escogidos incluso antes de la creación del mundo con un propósito. Los planes que Dios tiene para nosotros trascienden el espacio y el tiempo. Dios decidió traerte a este mundo ¿Tú lo pediste? Claro que no. Junto a la vida, te dio el “libre albedrío” como la evidencia más grande de su infinito amor. Seguramente hay decisiones que tomaste y que repercuten hoy en tu propia esfera. Pero pensar que incluso eso Dios ya sabía de ti, puede dar alivió a nuestra existencia. Tú presente, es el ayer de Dios, con un mañana mejor.
¿Sabes? La palabra de Dios dice que él nos ha predestinado para ser sus hijos adoptados en Cristo Jesús. La decisión está en nosotros, siempre tuvimos dos caminos, aunque Dios dirige nuestras vidas, siempre tuvimos la oportunidad en nuestras manos de crearnos un propio fin. Mírate y razona, ¡cuán amor nos ha dado el padre para ser llamados hijos suyos! (1 Jn 3: 1,2). No desistas de tu fe, no importa dónde te encuentres o que límites hayas cruzado, Dios quiere que seas salvo. Y si crees que as escapado del plan divino, pues ¡regresa! ¿Qué esperas? Dios te estará esperando en sus brazos de amor. Que cada día sea una oportunidad de meditar en él, para qué Dios te escogió, te pregunto ¿Ya encontraste tu propósito? Si lo olvidaste, acuérdate. Si lo encontraste, vívelo. Y si no lo has encontrado, búscalo. Dios sea contigo.
[1] Joel Barrios, “Las cosas que deben suceder pronto, por qué Cristo todavía no vino”, (Estados Unidos: Palibrio, 2011), 22. El autor explica esta cuestión con respecto al propósito que Dios tiene para nosotros en la profecía de los eventos finales. Escrito por:
Kevin Brayan Santin Neira
Comentarios