Algunas veces hemos escuchamos la expresión “te amaré toda la vida”, y claro no es cualquier persona la que lo dice, en verdad, debe ser alguien profundamente enamorado. A lo largo de la historia hemos escuchado de grandes historias de amor a través de libros, revistas, películas, series, etc… Pero muchos desconocen del gran amor que fue mostrado en la cruz del calvario; un amor infinito, que no se puede comparar con ninguno de nosotros. El amor que Dios mostró no tiene un límite; lo entregó todo y el texto base para hoy nos dice: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16 NVI)
¿Quién se atrevería a dar a su hijo por salvar a alguien más? así tengan muchos en casa, consideramos que ninguno de nosotros lo haría. El texto dice que “Dios dio a su Hijo unigénito”, su único hijo, y no por personas que lo merezcan, o por personas que hayan hecho algún mérito; todo lo contrario, lo hizo por ti y por mí. Debemos ser sinceros y aceptar que nosotros cada vez fallamos a Dios, pero a pesar de esto, Dios tiene un gran amor por nosotros, y que ningún enamorado podrá igualar, ni ningún artista podrá detallar; el amor de Dios es incomparable. Este amor debe ser nuestro motor para serle fiel, porque “... Él nos amó primero”. (1 Juan 4:19)
La invitación para hoy es que tú puedas amarlo y aceptar a Cristo. Y por ende guardarás sus mandamientos, pues Cristo no vino a cambiar la ley. (Mateo 5:17) Dios desea tener un pueblo que lo ame, que haga todo porque sabe que tiene un Dios que los amo y entrego todo por ellos. ¡No dejes pasar este amor! En la vida sufriremos muchas decepciones amorosas, pero nunca decepcionemos el más grande amor, que viene de nuestro Señor.
Escrito por:
Bryan Daniel Quispe Cipriano
Stanic Misael Coronel Goicochea
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