Vivimos en un mundo donde la ciencia pretende descubrir los misterios de la vida. Donde la tecnología nos ha llevado a lugares donde el ser humano hace solo algunos años no se hubiese imaginado llegar. El texto base para hoy nos muestra una de las grandes preguntas que el ser humano siempre ha tratado de resolver. “Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?” (Lucas 18:18 LBLA)
Las personas que tienen poder buscan resolver sus dudas con el dinero, la ciencia, la tecnología; en pocas palabras, siguen buscando y buscando sin encontrar solución. Incluso nosotros estamos pendientes de los descubrimientos que hace la ciencia. Sin embargo, no deberíamos colocar nuestra confianza y esperanza en la ciencia.
El texto bíblico nos muestra cual debe ser nuestro accionar, y queda claro, que no debería ser el poner nuestra confianza en la ciencia. Si tenemos un Dios que es vida (Juan 14:6) ¿Por qué no confiaríamos en él? Este hombre poderoso entendió esto, y nos dio ejemplo. Buscó la respuesta en la fuente de todo conocimiento, en el gran maestro, Jesucristo. Tenemos que dejar en claro, que la vida proviene de Dios (Juan 11:25) y ningún antídoto ni tecnología nos podrá ayudar a conseguir la inmortalidad.
Es por eso que hoy queremos invitarte, a refugiarte, bajo los brazos de Dios (Salmo 91:1) y que puedas hacer de Él, tu esperanza y tu benefactor. Dios sigue esperando que sus hijos busquen en Él las respuestas (Jeremías 33:3), pero solo lo conseguiremos si depositamos nuestra total confianza en Dios. Es nuestro momento de actuar.
Escrito por:
Bryan Daniel Quispe Cipriano
Stanic Misael Coronel Goicochea
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