El salmo 100 concluye una serie de salmos que forman parte de un conjunto de cánticos dedicados al culto público. David quien es el autor de este salmo (Heb. 4:7), reconoce la soberanía de Dios y hace una invitación al pueblo de Dios y a los que no son parte de ellos. El salmista dice: “Aclamad con júbilo al SEÑOR, toda la tierra”. (Sal 100.1 LBLA).
Las grandes preguntas serían: ¿Por qué deberíamos alabar a Dios? ¿En medio de tanto sufrimiento es posible aclamad con júbilo? Quizás estas preguntas sean algo difíciles de responder para quien no tiene su confianza puesta en Dios. Recordemos que, el llamado incluye a toda la tierra, tanto los que son parte del pueblo de Dios, como los que no forman parte de ellos. La Reina Valera 60 dice: “habitantes de toda la tierra”. Es por eso que este llamado es también para los incrédulos, aquellos que se mofan de Dios, o incluso aquellos que sencillamente dicen no hay Dios.
Más el pueblo de Dios no tiene dudas acerca de los motivos de adoración. Dios es nuestro creador (Gén. 1:26-27), nuestro salvador (1 Juan 4:10) y nuestro sustentador (Sal. 104:10-18). Recordemos que el tema de adoración tiene un papel fundamental en las profecías del tiempo del fin. La Biblia fue escrita para nuestro ejemplo, para que no caigamos en los mismos errores; por ejemplo, el pueblo de Israel decidió apartarse de los caminos de Dios y su final fue devastador. Aunque aún existen, ya no son ese pueblo escogido. A nosotros se nos ha dado el mensaje para este tiempo “la verdad presente” y parte de este lo encontramos en Apoc. 14:7, el cual muestra las razones para adorar a Dios.
El llamado para nosotros sería: ¿A quién vamos a adorar? ¿Cuál debe ser nuestra actitud en estos tiempos finales? Dios desea un pueblo sin mancha, pero esto no significa que si caemos estamos descalificados. Tenemos un Dios amoroso el cual es fiel en perdonarnos y arreglar cuentas con nosotros (Isa.1:18). Ven y alabemos todos juntos al Señor, habitantes de toda la tierra. La honra sea a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.
Escrito por:
Bryan Daniel Quispe Cipriano Stanic Misael Coronel Goicochea
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